Impacto del clima en el norte de Wisconsin

Cathy Techtmann es especialista en divulgación medioambiental de la División de Extensión de la Universidad de Wisconsin-Madison.

¿Cuál es su función/quién es usted?

Mi función es dar vida a los temas medioambientales de manera que lleguen a una amplia variedad de audiencias, promover la comprensión y motivar a la acción. Mi trabajo se centra en la sostenibilidad y la educación sobre el cambio climático a través de asociaciones con comunidades locales y tribales, para personas de todas las culturas. Vivo en la tierra natal del pueblo ojibwe del Lago Superior.

Mi labor consiste en fomentar la conciencia sobre el cambio climático mediante la integración del conocimiento ecológico tradicional o la ciencia indígena compartida por nuestros socios tribales, con evidencia basada en el área geográfica y la ciencia “académica”. Ayudo a la gente a pasar de la toma de conciencia a la acción para reducir el cambio climático y aumentar la resiliencia.

¿Qué ha ocurrido en el norte de Wisconsin?

Hemos visto mucho del mismo impacto del cambio climático que afecta a otras partes del estado. El medio ambiente del norte de Wisconsin y las plantas y los animales que viven aquí están adaptados a temperaturas más bajas. Dependemos de la sostenibilidad de estos hábitats fríos para mantener muchas actividades culturales, recreativas y económicas que también proporcionan puestos de trabajo e ingresos.

Sin embargo, estamos viendo indicios de cambio en el lugar. Estamos experimentando más inundaciones debidas a lluvias a gran escala, como las que están ocurriendo en todo Wisconsin. Hemos tenido varias inundaciones sucesivas desde principios de la década de 2000. La última gran inundación de 2016 destruyó Saxon Harbor, en el condado de Iron, y se perdió una vida. Este suceso también afectó significativamente a la tribu Bad River, nuestra comunidad ojibwe vecina.

El cambio climático afecta las actividades recreativas, que son un componente clave de la cultura y la calidad de vida en el norte de Wisconsin. Fotografía: Julia Pletta

A escala regional, arrasó autopistas y sistemas de transporte, algunos de los cuales quizá nunca puedan reconstruirse, como las líneas ferroviarias. Causó muchas dificultades económicas y personales y destruyó infraestructura que será cara y quizá imposible de reemplazar para nuestras comunidades.

Estamos experimentando veranos e inviernos más cálidos. Aquí, en el norte del condado de Iron, las actividades de invierno son importantes. Estamos en la zona llamada “Big Snow Country” (nación de grandes nevadas), conocida por las grandes y constantes nevadas que provienen del Lago Superior. Esto propicia la práctica de esquí alpino y de fondo y las actividades recreativas con motos de nieve, pero también es un gran motor económico.

Hemos asistido a un cambio significativo: la nieve llega más tarde y en menor cantidad. Los centros de esquí locales fabrican ahora nieve artificial para disponer de una fuente confiable de nieve. Algunos de los eventos de principio del invierno, como el rally de motos de nieve Hurley’s Red Light, en su momento permitieron a la zona atraer a visitantes gracias a la fiabilidad de las nevadas tempranas. Este evento no se ha celebrado en muchos años debido a la falta de nieve constante.

También hemos visto en invierno más precipitaciones en forma de lluvia que de nieve. Gracias a que estamos en el “cinturón de nieve” del Lago Superior, seguimos teniendo nieve suficiente para las actividades recreativas y el turismo de invierno cuando otras zonas del estado carecen de nieve, pero el invierno está cambiando.

Los veranos y los inviernos más cálidos afectan los hábitats y las especies que resultan centrales para nuestra cultura y nuestra economía. No solo están cambiando nuestras especies arbóreas, sino también la composición de nuestros bosques y lo que proporcionan. El arce azucarero, el abedul papirífero y el abeto balsámico son algunas de las especies que están sufriendo. Por ejemplo, las temporadas de producción de jarabe de arce han sido irregulares debido al menor número de noches bajo cero que favorecen la producción de savia.

El cambio climático también afecta a la industria maderera. Los inviernos más cálidos implican una menor cantidad de días en los que tanto las carreteras como los pantanos se encuentran lo suficientemente congelados para permitir el paso de maquinaria pesada y camiones. Como resultado, los tractores forestales quedan atascados, y los trabajadores forestales no pueden acceder a las áreas boscosas para extraer su producto. El cambio en las temperaturas invernales se convierte en un problema económico.

Los recolectores tribales de arroz salvaje también han informado cambios en las cosechas. El manoomin o “arroz salvaje” crece en aguas frescas y poco profundas con fluctuaciones moderadas del nivel del agua. Es culturalmente importante para el pueblo ojibwe. Las intensas inundaciones son cada vez más frecuentes y podrían destruir los campos de arroz salvaje. El aumento de la temperatura y de la humedad favorece la aparición de enfermedades. En los últimos años, las cosechas de arroz salvaje se han visto afectadas e incluso se han cancelado. Según algunos miembros de la tribu, esto nunca había ocurrido desde que se tiene memoria.

Cada vez son más las personas que ven la evidencia de que se está produciendo un cambio climático, tanto a escala local como mundial. Estos cambios están llamando la atención de la gente, pero debemos tener cuidado. A veces, los indicios de cambio pueden deberse a la variabilidad meteorológica a corto plazo y no a cambios climáticos a más largo plazo.

Por ejemplo, una ola de frío invernal puede interpretarse como una prueba de que el cambio climático no se está produciendo. Al combinar el conocimiento ecológico indígena acumulado a lo largo de muchas generaciones con la ciencia contemporánea, podemos evaluar si los cambios que observamos constituyen verdaderamente un cambio climático.

¿Cómo puede ayudar la División de Extensión de la Universidad de Wisconsin-Madison?

La División de Extensión está muy descentralizada y cuenta con educadores integrados en los 72 condados del estado y en varias de las naciones tribales. Estos educadores aportan su experiencia en diversas áreas del programa, como el bienestar y la familia, la alimentación y la nutrición, el desarrollo comunitario, los recursos naturales y la agricultura.

Dado que cada una de estas comunidades tiene perspectivas y necesidades diferentes, un enfoque “universal” no sería eficaz para abordar el cambio climático. La educación sobre el clima debe diseñarse de forma que se relacione con lo que está experimentando la comunidad local y que respete sus valores. Esto es lo que hace que la divulgación sobre el clima de la División de Extensión sea tan singular como las comunidades a las que sirve, sin dejar de fundamentarse en información respaldada por investigaciones.

Educadores de la División de Extensión de todo el estado se han unido para formar un equipo de liderazgo climático. Su objetivo es desarrollar la capacidad de sus colegas para guiar a las comunidades en la respuesta al cambio climático a través de seminarios web de desarrollo profesional, formación personalizada y recursos en línea.

¿Tiene esperanza en el futuro?

Sí, tengo esperanza. Cuando empezamos a trabajar en este tema con nuestros socios, adoptamos la valiente postura de que el clima y el tiempo son diferentes, el cambio climático está ocurriendo y las personas contribuyen a él. Este último punto puede ser un escollo para algunas personas, pero significa que no somos víctimas. Podemos hacer algo con respecto al cambio climático.

Tengo esperanza en la gente y en su resiliencia. Va a ser un desafío porque va a requerir grandes esfuerzos. Al igual que el viejo dicho que dice que “un viaje de mil millas comienza con un solo paso”, debemos apoyar cualquier paso que un individuo o una comunidad pueda dar para disminuir el cambio climático y aumentar la resiliencia. Tenemos que encontrarnos con las personas en el punto en el que ellas estén en esta cuestión y actuar a partir de ahí.

A veces, el cambio climático se percibe como un problema que afecta a otras partes del mundo o que afectará a la gente en un futuro lejano. Aunque esto es cierto, es importante ayudar a las personas a entender cómo el cambio climático los afecta a ellos y a sus familias ahora y en un futuro próximo mediante evidencia basada en la geografía local y respaldada por la ciencia.

Cuanto más podamos conectar el cambio climático con lo que la gente valora, ya sea su familia, su actividad económica o su modo de vida, más hondo calará el mensaje. El cambio climático plantea desafíos, pero también oportunidades. Tenemos que contar toda la historia y promover acciones que aumenten la resiliencia y que a la vez reduzcan las causas del cambio climático.

Si no puedes darle nombre a algo, no puedes abordarlo. Muchas personas dudan incluso de hablar del cambio climático, por lo que no lo ven ni lo piensan. Si ayudamos a la gente a encontrar formas de hablar respetuosamente sobre el cambio climático, podremos encontrar un terreno común para actuar en conjunto y responder a él. Como dijo Joe Rose, anciano de la tribu de Bad River, “la cultura y la forma de vida de las generaciones futuras se verán afectadas por las decisiones que nosotros tomemos”.

Más información

Los puntos de vista y opiniones expresados ​​en esta entrevista son los de los autores y no representan la política o posición oficial de la Universidad de Wisconsin-Madison ni de la Iniciativa de Wisconsin sobre los impactos del cambio climático.

Para obtener más información

Cathy Techtmann
Especialista en divulgación medioambiental
Instituto de Desarrollo Comunitario
Universidad de Wisconsin Madison – División de Extensión
300 Taconite St., Courthouse
Hurley, WI 54534
(715) 561-2695
cathy.techtmann@wisc.edu

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